La clave es contar con un proceso sumamente organizado, donde cada uno de los detalles y acciones se hayan diseñado para ofrecer velocidad, precisión y eficiencia máximas.
“Es importante que todo funcione en armonía”, señala Paulina Lundgren, Team Leader, Production Engineering, Revestimiento de cabinas. “Todo debe funcionar sin contratiempos: las soluciones técnicas, la planificación de la producción, la entrega de materiales y la forma de trabajar de los operadores. Todo debe ser perfecto”.
La producción comienza con solo un armazón de la cabina, que se fabricó y pintó en la planta de cabinas de Volvo Trucks en Umeå, al norte de Suecia, antes de su envío por tren hasta la planta de Tuve en Gotemburgo. El personal prepara la cabina para la línea de montaje principal quitando la placa del tablero y la cubierta delantera. A continuación la cabina pasa a la línea de montaje principal, donde se moverá a una velocidad de un metro por minuto.
La cabina pasará por 56 estaciones de trabajo distintas, donde el personal tiene un promedio de 5,5 minutos para completar su trabajo antes de que se desplace hasta la siguiente estación. Cada una de las estaciones se diseñó y equipó cuidadosamente para garantizar una eficiencia y velocidad máximas, con todas las herramientas necesarias y los repuestos ubicados lo más cerca y cómodamente posible. La seguridad y la ergonomía también son fundamentales. Además, el personal cuenta con varias ayudas y soportes de elevación.
“Todas las estaciones están diseñadas de modo que cualquiera pueda trabajar en ellas”, señala Paulina Lundgren.
La línea de montaje está formada según una estructura de espinas de pescado: una línea principal en el medio, con líneas de premontaje más pequeñas para módulos más grandes a los lados. Cuando se trata del tablero, incluso existen líneas de premontaje para el premontaje: se reúnen los componentes individuales para crear módulos pequeños, que luego se ensamblan en un tablero completo que a continuación se introduce en la cabina en la línea principal.
Todo debe funcionar sin contratiempos: las soluciones técnicas, la planificación de la producción, la entrega de materiales y la forma de trabajar de los operadores. Todo debe ser perfecto.
Una cabina promedio se compone de unas 750 a 900 piezas. Sin embargo, existen unos 3.500 números de pieza distintos y con tantas especificaciones diferentes, que prácticamente cada cabina es única. El proceso es excepcionalmente complejo, diseñado para limitar el riesgo de errores humanos. Por ejemplo, para garantizar que los recolectores de piezas seleccionen las piezas correctas para cada cabina, un sistema de luces indica cuáles son las piezas necesarias para la siguiente cabina. Una vez que todo se ha seleccionado y trasladado a la línea principal, el recolector de piezas solo presiona un botón para activar la siguiente secuencia de luces.
La gran mayoría de las piezas y los componentes se instalan de forma manual. Sin embargo, se usan dos robots para instalar los parabrisas, las ventanas laterales y las escotillas en las cabinas del Volvo FH. Cada uno de ellos levanta los cristales mediante ventosas y gira cuidadosamente el borde debajo de un dispensador de pegamento. Varios sensores alrededor de la cabina garantizan que los brazos robóticos estén exactamente en la posición correcta. Cada robot se programa para saber exactamente qué modelo de cabina debería estar en la línea en un momento determinado y se calibra para colocar el cristal a menos de 0,1 mm.
En las estaciones finales, el personal prueba todas las funciones de control. Luces brillantes iluminan la cabina para revisar el acabado de la pintura y la carrocería. Luego se transporta a la línea de chasis, donde se conecta con su chasis y sistema de transmisión.